Las raíces burguesas
del
anarcosindicalismo
escrito por Feral Faun
Viernes, 17 de agosto de 2012
Nosotros favorecemos el
desarrollo de un movimiento de trabajadores basado en la democracia directa, no
sólo porque será más efectivo en la lucha actual contra la clase empleadora,
sino también porque prefigura -y sienta la base para- una sociedad de libertad
e igualdad, sin autoritarismo o explotación.
- Extraido
de un folleto publicado por la Workers Solidarity Alliance (Alianza de
Solidaridad Obrera), una organización anarcosindicalista.
En el siglo decimocuarto o
decimoquinto, empezó a tener lugar una transformación social que alcanzó su
pico dramático en la guerra americana de independencia y en la Revolución francesa.
Este período fue el levantamiento de la burguesía contra el sistema feudal y el
poder de la Iglesia
Católica. En el lugar del feudalismo emergieron el sistema
económico del capitalismo y el sistema político de la democracia política. En
lugar de permitir gobernar a una aristocracia no electa o a un rey, la
democracia liberal demanda que sea "el pueblo" quien gobierne a
través de sus representantes o su voto. Como los anarcosindicalistas arriba citados,
la burguesía quería una "sociedad de
libertad e igualdad, sin autoritarismo o explotación".
Omítanse las partes sobre los "trabajadores"
y "la clase empleadora"
y Thomas Paine podría haber escrito la cita.
Por supuesto, los
anarcosindicalistas nos dirán que ellos no están usando las palabras de la
manera en que lo hicieran los revolucionarios burgueses. Les tomaría la palabra
si no fuese por el hecho de que, el anarcosindicalismo, refleja la ideología
burguesa de formas mucho más significativas que meramente tomar prestada su
terminología. Los valores sostenidos por los anarcosindicalistas no difieren
significativamente de aquéllos de los teóricos liberales más radicales, y su
proyecto, sometido a examen, demuestra ser meramente la extensión del proyecto liberal.
Como ya he dicho, el sistema
económico que llegó al poder con la burguesía es el capitalismo. No me meteré
en una larga descripción del capitalismo -basta decir que la cualidad
definitoria del capitalismo, comparado con otros sistemas económicos, no es la
existencia de capitalistas, sino la producción de capital excedente para permitir una expansión
económica continuada.
El capitalismo es un sistema
altamente moral -es
decir, requiere de valores que toman prioridad sobre las necesidades, deseos o
codicia individuales, con objeto de expandirse sin fricciones. Estos valores,
que son esenciales para la expansión capitalista, son la producción y el progreso. Cada adelanto tecnológico es,
así, abrazado a menos que pueda mostrarse como una amenaza a la expansión
ulterior del capital. Para la producción y el progreso es esencial el trabajo y, así, el burgués valora mucho el trabajo -y, contrariamente al cuadro pintado
por los propagandistas "radicales" del trabajo, no es raro para los
capitalistas trabajar muchas más horas que los obreros industriales; pero se
trata de trabajo organizativo en lugar de trabajo productivo.
Aquéllos que se las arreglan para evitar el trabajo son la escoria moral de la
sociedad capitalista -los parásitos apartados de la población trabajadora.
Los anarcosindicalistas abrazan
cada uno de estos valores capitalistas. Su meta es "el verdadero dominio humano de la producción".
¡A pesar del alto nivel de evidencia antropológica de lo contrario, asumen que
los pueblos primitivos pasaban la mayor parte de su tiempo sólo luchando por la
supervivencia, y que es sólo gracias a la producción de tecnología y su
progreso que podemos vivir las maravillosas vidas que todos tenemos ahora, y
disfrutar de todas las encantadoras mercancías -¡¡¡Ooops!!! ¡Lo siento, estoy intentando ser sarcástico!
Los sindicalistas reconocen
unas cuantas tecnologías específicas como amenazas a la supervivencia, pero ven
la tecnología en general -y el progreso en
general- como cosas positivas. A la luz de esto, no es ninguna
sorpresa que hagan épicos cantos al trabajo, porque sin trabajo no habría
producción ni progreso. Como la burguesía, ellos ven a aquéllos que evitan el
trabajo como "parásitos", (Veáse "¡Escucha, anarquista!" de Chaze Bufe). El único problema
real que tienen con el sistema capitalista esquién está al mando -ellos preferirían que
estuviese al mando Un Gran Capitalista*, la unión
internacional de la población trabajadora, en lugar de los diversos individuos,
corporaciones y Estados. Pero la estructura básica sería la misma. Como la
burguesía -y quizá aún más que la burguesía- los anarcosindicalistas abrazan
los valores esenciales al capitalismo.
Si la producción y el progreso
son valores positivos, haciendo el trabajo esencial, entonces laconformidad social es igualmente esencial. Ya he
dicho que la evitación del trabajo es vista como parasitismo. Cualquier placer
que no pueda ser mercantilizado y así traído bajo el control de la producción,
es no ético. El vagabundo, el vago, el gitano, el bandido,
cualquier individuo que no haga ninguna contribución positiva a la sociedad, es
condenado como un fracaso o un criminal. Incluso el bohemio -el artista, músico
o poeta inadaptado- es sospechoso a los ojos burgueses -por lo menos hasta que
se encuentre la forma de recuperar sus renegados impulsos creativos.
Esta misma actitud hacia
aquéllos que no encajan en la sociedad es sostenida por los
anarcosindicalistas. ¡El castigo de Chaz Bufe de los "marginales" en
"¡Escucha, anarquista!"
deja esto bastante claro. La forma en que la CNT despreció constantemente al bandolero
anarquista Sabaté (mientras continuaba tomando y usando el dinero que él les
daba de sus robos) da verdadero asco. A lo largo de su historia, el
anarcosindicalismo ha intentado apagar el fuego de los rebeldes desobedientes,
a veces a través de la persuasión y algunas a través del insulto, para mover a
los rebeldes anárquicos a conformarse y aceptar la sociedad. Dondequiera que la
rebelión anárquica fuese más allá de las reformas que los anarcosindicalistas
estaban reclamando, estos supuestos no creyentes en la ley eran los primeros en
gritar, "¡Delincuentes! ¡Terroristas!".
Como la burguesía, quieren la producción para progresar sin fricciones, y eso
requiere la conformidad social.
De la mano de la conformidad
social, viene un amor por la paz social. Es verdad que la burguesía
ha explotado las guerras entre naciones para expandir el capital, pero esto es
siempre precario, dado que cualquier violencia puede perturbar el funcionamiento
sin fricciones del capitalismo. Sólo la violencia instituida por las
autoridades apropiadas, con una base racional y ética, tiene un lugar en la
sociedad burguesa. Los conflictos personales no sólo no han de incluir la
violencia física, sino que deben ser afrontados con cortesía y resueltos
a través de la discusión racional, la negociación o el proceso debido. Las
pasiones no deben ciertamente encenderse. La paz social sólo habrá de romperse bajo las
circunstancias más extremas.
Los anarcosindicalistas también
valoran la paz social. De las "Influencias burguesas en el anarquismo"
de Luigi Fabbri al "¡Escucha,
anarquista!" de Bufe, intentan advertir a los anarquistas que
se alejen de la expresión verbal violenta -irónicamente, intentando afirmar que
esto no proviene de las falsas concepciones del anarquismo creadas por la
prensa burguesa. Por qué piensan que la gente con coraje e inteligencia para
rebelarse contra la autoridad aceptaría la palabra de la prensa burguesa, no lo
sé. Como la burguesía, los anarcosindicalistas nos llaman a expresar nuestros
desacuerdos racionalmente, libres de pasión, de una manera pacífica. Cualquier
expresión activa, violenta, de rebelión individual es considerada irresponsable, contrarrevolucionaria y no ética por los anarcosindicalistas. Los
perpetradores son etiquetados, en el mejor caso, como incautos y, más a menudo,
como delincuentes comunes y terroristas. De hecho, fuera de una "situación revolucionaria", los
anarcosindicalistas rechazan la mayoría de las formas de actividad ilegal como
contraproducentes (pero, ¿es eso necesariamente malo?**). Sólo el
levantamiento de la clase obrera (la "autoridad apropiada" en la
teoría anarcosindicalista) puede justificar la violencia -y esa violencia debe
ser racional y ética para mantener los instrumentos de producción intactos y
hacer una transición a la producción anarcosindicalista tan libre de fricciones
como sea posible.
Los anarcosindicalistas también
desean crear una sociedad racional, ética. Nos llaman a "atacar la irracionalidad... dondequiera y siempre
que se presente". El problema que ven en la sociedad presente
es que no es lo suficientemente racional o ética. Dado que la razón es la
fuente del comportamiento ético (según su visión), debe prevalecer en todas las
áreas de la vida. No nuestras pasiones o deseos, sino nuestro "egoísmo
racional" debe ser nuestra guía, dicen los sindicalistas, haciéndose eco
de los utilitaristas. Es tanto más racional como más ético si el productor
controla los medios de producción, proclaman ellos, mientras ignoran
alegremente la cuestión de si es posible para cualquiera controlar los medios
de producción en una sociedad industrial.
Tanto los teóricos liberales
burgueses como los anarcosindicalistas quieren una sociedad racional, ética,
basada en la libertad, la igualdad y la justicia, garantizando los derechos
humanos. Los dos quieren una economía que funcione sin fricciones, con altos
niveles de producción que garanticen el progreso científico y tecnológico. Los
dos requieren paz social y conformidad para realizar sus proyectos. Es difícil
no pensar que sus proyectos son el mismo. Sólo veo dos
diferencias significativas. La burguesía ve la economía como una fuerza apolítica,
que puede progresar de modo eficiente y ético a través de la forma de la
empresa privada. Los anarcosindicalistas reconocen la economía como una fuerza política que debe, por consiguiente, ser puesta
en marcha democráticamente. Los liberales burgueses creen que la democracia representativa puede
crear su ideal. Los anarcosindicalistas creen que la democracia debe ser directa -aunque nunca parecen preguntarnos si
queremos gastar nuestro tiempo votando directamente para todo problema social
que surja. El proyecto de los anarcosindicalistas es, en realidad, sólo una
extensión del proyecto del liberalismo burgués -un intento de impulsar ese proyecto hacia su conclusión lógica.
Esto me lleva al paralelismo
último entre el liberalismo burgués y el anarcosindicalismo, un paralelismo no
de ideas, sino de ignorancia. Ninguno parece capaz de
reconocer las realidades del sistema social bajo el que vivimos. "La actividad cotidiana de los esclavos produce
esclavitud" (Fredy Perlman). Mientras hablan de libertad y
democracia, el liberal burgués y el anarcosindicalista ven ambos sólo las
autoridades humanas que los controlan; están ciegos a las actividades sociales
en que participan, que son la verdadera fuente de su esclavitud. Así, el
liberal burgués está satisfecho con librarse de sacerdotes y reyes; el anarcosindicalista
añade a presidentes y patrones. Pero las fábricaspermanecen intactas, las tiendas permanecen intactas (aunque los
sindicalistas puedan llamarlascentros de
distribución), la familia permanece intacta -el sistema
social entero permanece
intacto. ¿Si nuestra actividad cotidiana no ha cambiado significativamente -y
los anarcosindicalistas no dan ninguna indicación de querer cambiarla más allá
de agregar la carga de gestionar las fábricas a la carga de trabajar en ellas-,
qué diferencia representa entonces que no haya jefes? - ¡Somos
todavía esclavos!
El "cambio de nombre no exorciza a la bestia".
Pero hay una razón por la que, ni el liberal burgués ni el anarcosindicalista,
pueden ver la esclavitud inherente al sistema social. No ven
la libertad como la capacidad del individuo único de crear su vida como elije.
La ven como la capacidad del individuo de llegar a ser una parte plena y
activamente integrada de una sociedad progresiva, racional. Que "la esclavitud es la libertad" no es una aberración del
pensamiento estalinista o fascista; es algo inherente a todas las perspectivas
que atribuyen la libertad a la sociedad en lugar de al individuo. La única
manera de garantizar la "libertad" de tales sociedades es suprimir la
inconformidad y la rebelión dondequiera que surjan.
Los anarcosindicalistas pueden
hablar de abolir el Estado, pero ellos tendrán que
reproducir cada una de sus funciones para garantizar el funcionamiento sin
fricciones de su sociedad. El anarcosindicalismo no realiza una ruptura radical
con la sociedad presente. Busca meramente extender los valores de esta sociedad para
que nos dominen más plenamente en
nuestras vidas diarias. Ninguno de los verdaderos rebeldes, los renegados, los
bandidos y los salvajes espíritus libres podría aceptar una sociedad
anarcosindicalista más que la sociedad actual. Tendríamos que continuar
discordando, creando una ruptura radical con la sociedad, porque no queremos
más control sobre nuestra esclavitud -y eso es todo lo que los
anarcosindicalistas nos ofrecen-, queremos quitarnos las cadenas y vivir
nuestras vidas plenamente.
* “One
Big Capitalist”. Esta expresión es una parodia de la famosa
consigna que habían extendido en los años 20 los Industrial Workers of the
World, “One Big Union” - Un
Gran Sindicato. (Nota del CICA).
** Aquí el autor parece hacer un juego
de palabras entre contra-“producente” y la crítica del productivismo, al margen
del sentido de que lo que puede considerarse “contraproducente” desde la
perspectiva
anarcosindicalista no tiene
por qué serlo desde la perspectiva revolucionaria. (Nota del CICA).