Sabes!

Sabes, no se si conoceréis esa sensación, la cual cuando has tocado el techo, te hace frenar y alejarte, provocar la huida, abandonar esa palpitación extrema de felicidad, o de plenitud sobre cargada.

Gracias a Dios, pueda equivocarme, la he sentido, la he padecido, y casi con total seguridad, vuelva a denostar.
Es algo innato en mí. Creo que se debe a mi falta de confianza o a todo lo contrario, demasiado conocimiento propio e impropio.

La felicidad extrema me aterra, pues no creo en ella, ya que a veces la padezco y la sensación es frustrante, no puedo creer en algo que me hace daño.

Llegar a tú límite es algo pesado y agonizante.

Felicidad nunca, paz siempre.

Será por mi condición de vicioso empedernido, la que a través de los descubrimientos en sus más profundos y extensos horizontes. Haya recabado emociones, pautas que me hacen huir de los excesos y con cualquier cosa me estreso, jeje.

Curioso, pero no quiero, o mejor no deseo ser feliz.
Sencillamente quiero vivir y a ser posible morir en paz.
No se, pero... sonará a contrasentido, pero es cierto.

Cada vez que me veo en situación de alta postura. Lo primero que mi ser reclama es mesura, austeridad y todo ello provocado a retazos de locura o comúnmente denominado actuaciones fuera de lo normal.

Un asco vamos.

Es gratificante, hincharse como un globo, pero es jodido padecer como se revienta sin previo aviso.

Soy demasiado infantil o demasiado sentido, que diríamos por la tierra de mí sufrir.
Los miedos que me atrapan, son la espada y el escudo que me defienden.

Demasiada vanidad, demasiada hipocresía, demasiado todo.
Demasiado es poco y nada es suficiente.

Es tal la desesperación humilde de mí persona, que ya no pido
guerra, ya no pido paz.
Ni tan siquiera a alguien a quién poder amar.

Es el vacío más absoluto en su grado de almacenamiento justo.

Respiro pues vivo.

Gracias por regalarme la chispa que ya no prenderá fuego, pero al menos me divertirá con su juego.
A mi Virgen, Te quiero.

http://www.youtube.com/watch?v=6noW44vQBgI