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29 de marzo de 2010

La conversión del ignorante

Un escudo tan solo guarda aparentemente tu salud, una vez perdido el mismo, al desnudo te enfrentas con la cruda realidad, no eres más que pellejo y hueso molido.

La simpleza de las aptitudes del hombre (incluye a la mujer), la persona o el ser humano, no dejan de ser racionalmente comprensibles y cercanas a las de cualquier bicho común.

Una vez desposeído de la gracia divina, tan solo queda aferrarse a la intransigencia e ignorancia del resto, aprovechas o intentas patalear sin premio alguno y aún así nos agarramos al sin sentido, pues es de justo ser pecador por la honra que te precede.

No reconocer el error nos impulsa al degüello y sin tapujo de lo que nunca entendiste y jamás conocerás, pues la razón sí esta fuese viable, deja de tener su peso en el momento que la ignorancia o el poder convencido de que lo tuyo es lo correcto, haciendo del odio amargo de la impotencia tu principal valedor.

Ser cristiano no es más que aceptar el pecado con su consabida penitencia, la soportas con la dignidad del que fue teatralmente masacrado, expoliado, marginado y ajusticiado por la fuerza del hombre y su desconocimiento, para justificar su miseria y mezquina existencia, ante los ojos vendados del ignorado, apaleado y complaciente sumiso.

La semana santa nos invita a recordar que la vida no es más que un paso de pecado y equívocos, que pueda que estimulen tú fe en la consabida esperanza de que el desconocimiento nos hace fuertes y temerosos, aportando a nuestras vidas la noble y esencial capacidad de respetar, guardar y bendecir agradeciendo la existencia.

Entendiendo que la muerte de uno de los primeros espíritus libres de nuestra corta historia, lo avalan los escritos y la propia historia evidente de la actual sociedad, y que pudiera que no fuese más que un mero timo más de la humanidad, esta no deja de ser grandiosa ante el absurdo poder del razonamiento concreto y extremadamente aniquilador de aquellos que a pesar de ser conscientes de su hipocresía, mantienen a hierro y fuego la postura de la perfección o sus cercanías.

Es de sabios reconocer el equivoco, es de generosos respetar y escuchar al desvalido y por ello soy cristiano convencido.

Feliz Semana Santa, pues de ella nos alimentamos desde hace ya unos siglos y gracias a ella disfrutamos del presente, el mismo que se manipula y utiliza sin precedente, pues el error es consistente, enfermos siguiendo la corriente, por aquí y por enfrente, la lucha no terminará con la fe del decente, será el fuego del valiente, el que ilumine el trono de la verdad y en el ningún hombre a de estar, pues Dios solo ahí uno y con todos mis respetos, para los no y creyentes, no lo he visto, lo tengo presente...

Que los perros ladren, que es su lenguaje, que intoxiquen el agua clara, para venderte luego la embotellada, que nada es mentira y es la única verdad prohibida.

La semana santa, regala fe y esperanza, otros mientras tanto a costa de ella les revienta la panza, pero cuidado que lo harán desde la lontananza, no vaya a ser que se les juzgue a primera instancia, pues si judas tiene pecados, más súbditos dejo sembrados.

El que avisa no es traidor, será traicionado.

EPHimself