De tiendas Buscando una @...
En los chasquidos del meneo
De la madera ya cansada
Se reflejaba el fuego lento
De la lumbre en una habitación
La chispas efímeras volaban
Entre sumisa y dulce admiración
Escuchando con detenimiento
La tierna y sublime conversación
Desgranaban sus vidas
Los gajos de las horas ofrecidas
En el vaivén de la emoción
Hablando una silla y un sillón
El recuerdo del día del Adiós al sillero
Que por dinero regalo su esmero
Dejando a su suerte y en libertad
En una casa noble, llamada igualdad
Acariciando su destino
Bebieron aguardiente, leche y vino
Se quitaron la ropa
Y se la pusieron
Despertaban de la siesta
Al dormido en su sueño
Lo hacían sigilosamente
Pues su respeto era más que prudente
Se contaban todo tipo de historias
Se divertían con la televisión
Entre libro, comida y cena, suspiraban
Desayunar juntos de nuevo su canción
Una silla que siempre fue Butacón
Un taburete de niño, el sillón
En el cielo de su circunstancia
Una ventana abierta a la compresión
Iguales ante cualquier posadera
A pesar de que fuese dura e impura
Mecían su presente y su futuro
Impasibles sostenían y su amor rendían
Nunca se quejaron por nada
Nadie los oyó gritar jamás
A pesar de que el niño o la niña
Les saltase o les girase
Hablando una silla con un sillón
En el cuarto de la ilusión
Se balanceaban entre sonrisas y llantos
Discutiendo con pasión
Se declararon amor eterno
Más allá de las puestas de sol
En la terraza del soñador
Del verano al aire libre y su esplendor
Les mostraba destelleante
La chimenea amiga en su calor
En los días de frío invierno
De caldo caliente, costura y pudor
Hablando una silla y un sillón
Él, taburete
Ella, Butacón
Dos piezas, de un hermoso salón
Sin ellas no hay paisaje, ni decoración
Sin ella, no hay cariño y belleza
Sin él, respeto y compasión
Semillas y fuentes de la humana unión
Por D. Digna Vergüenza