Ahí una estrella que no me deja de seguir.
Que me otorga aprecios y pleitesía, a lo largo de las horas en la noche abierta.
La vigía de mis amoríos, me guarda en secreto el misterio, contaminando con su veneno mi ser.
Surca los anchos muros de mis anhelos.
Recoge los frutos de mi dolor, expandiéndolos por el infierno de mi sonrisa.
En su más humano dictado impositor.
Salud y paz...ciencia.