11 de noviembre de 2009

Libertad estaba desnuda y buscando guerra

Enredado mi pensamiento en su pelo, me despierto entre sus piernas, perdido en su montaña de fuego, la luz atraviesa la ventana, ofreciendo la mañana una sonrisa de paz y sosiego, las paredes aún dormitan, pintada en ella el desenfreno, murmullan en silencio el placer contemplado las cortinas de la sumisión, la envidia les sobrepone enfrentándose a la claridad de la suave realidad.


Ella esta aún dormida, semi desnuda, se deja entrever parte de su cintura, la espalda y la piel refleja su hermosura.

Abro los ojos, para recibir el orgasmo de sus besos, aquellos que me hicieron robar al hastió y la penumbra, las notas del baile y la rumba de las horas compartidas en las miserias engalanadas de la vida.

Me estremezco pensando en el arqueo de sus huesos, como explicar que pueda ser tan ardiente, como entender la perdida de la consciencia, entre acurrucós y abrazos, se derrite destilado el sudor en el camastro, la vergüenza compartida desnudando la vida sin tapujo, ni mentira, chorrea la baba prohibida por la piel del alma bendecida.

Dios esta cerca pues ha sido testigo de la derrama, participe del infierno, que une el mal y el bien en la trayectoria sumisa de la cruel e inteligente suicida, regalando un momento de fresco carnaval de palabras sin medida, de silencios deseados y gritos poseídos.

Ella duerme pudorosa perezosa, se conmueve entre las sabanas de la noche más hermosa, huelo su destape, me humedezco de su liquido inflamable rozando lo inalcanzable, la brisa del viento me llena de nuevo, solo observarla me invita al amor de nuevo.


Acaricio con mi mano su estructura, lo nota y toma la postura, sonrió en su hombro mi locura, aclamando mis ojos su cintura, recorro su extensa pradera, para refugiarme en una mañana de rosas y mesura, comienza el baile en la habitación del rigor y los sonrojos, no hay nada calculado, todo llega a través del espejo que cuelga del destino venerado.

Ella da un simple giro, un paso más en la frontera, se conecta la música de la mesa de cabecera, hoy no hay despertador que me requiera, dejo sonar a su manera y que hoy sea lo que Dios quiera.

continuará...

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